En tiempos de incertidumbre estructural, la sostenibilidad deja de ser una aspiración y se convierte en una estrategia de resiliencia. La confianza, por su parte, se consolida como el activo más valioso y exigente que una organización puede construir. Con este marco, se llevó a cabo la Semana de la Sostenibilidad y Foro ARISE 2025, organizada por Fundahrse, un espacio de reflexión colectiva sobre el rol de las empresas en la construcción de un futuro más justo, seguro y sostenible.
Nuestra Senior Consultant, Rossana Rossino, participó como panelista en la conversación “Gestión de la reputación y la confianza en entornos de riesgos”, donde presentó el enfoque de PIZZOLANTE sobre cómo las empresas pueden fortalecer su legitimidad desde el propósito, la coherencia y la gestión estratégica de la reputación.
MAP: un modelo para gestionar la confianza con propósito
Durante su intervención, Rossana compartió el MAP – Modelo de Gestión Reputacional, una herramienta metodológica que propone gestionar la reputación como un sistema integrado y no como una función aislada. Este modelo parte del propósito como eje estructural, y articula cinco dimensiones críticas: estrategia empresarial, sostenibilidad (ASG), gobernanza, comunicación y gestión de riesgos.
El MAP permite alinear lo que la organización es (valores, identidad, ética), lo que hace (acciones y coherencia), y para quién lo hace (su propósito y su impacto). Estos tres elementos, según el estudio “Reputación en Centroamérica: El Valor de la Confianza”, explican cómo se construye la confianza en el contexto regional.
Rossana profundizó en los pilares que sostienen una gestión reputacional efectiva en entornos complejos:
- La confianza como ventaja competitiva, que antecede a la transacción y se convierte en motor de preferencia, fidelización y resiliencia.
- El liderazgo empresarial como ancla emocional, capaz de inspirar desde la coherencia y asumir mayores niveles de escrutinio y responsabilidad.
- La coherencia entre narrativa, propósito y experiencia, como puente entre lo que se dice y lo que se hace.
- La inteligencia contextual y el monitoreo continuo, que permiten anticipar riesgos y sensibilidades en tiempo real.
- El mapeo estratégico de stakeholders, como base para relaciones auténticas y de valor mutuo.
- La capacidad de respuesta ética, coherente y ágil, como expresión tangible del carácter organizacional ante situaciones de crisis.
La reputación no se administra, se cultiva
Uno de los mensajes clave de la participación de PIZZOLANTE fue que la reputación no es un resultado comunicacional, sino el reflejo acumulado de decisiones coherentes. «La reputación no se salva con manuales: se protege con principios, se sostiene con coherencia y se fortalece con evidencia», señaló Rossana.
La jornada fue también una oportunidad para conectar con aliados y referentes regionales como Diunsa, Ficohsa, Grupo Universal, Centrarse, Ecored, y otras organizaciones comprometidas con una visión empresarial transformadora.
Desde PIZZOLANTE, reafirmamos nuestro compromiso con acompañar a las organizaciones en la construcción de legitimidad sostenible, con modelos de gestión reputacional que alineen estrategia, propósito y acción en tiempos de complejidad.