La reputación es un activo intangible crucial que puede influir en la confianza y lealtad de los grupos de interés, de allí la relevancia de planificar estratégicamente su desarrollo apoyados en el trabajo cotidiano de los colaboradores, quienes para lograrlo necesitan tener metas claras, además de estar alineados y preparados
¿Qué es la gobernanza reputacional?
La gobernanza reputacional parte de promover la transparencia, la ética empresarial y el cumplimiento de normativas al momento de construir reputación. Nos referimos a la conformación de equipos integrales, como responsables de gestionar la reputación y de implementar las iniciativas que ayuden a evolucionar la identidad y la imagen institucional, en sintonía con los objetivos de negocio y el propósito de la organización.
La meta es organizarse efectivamente para alinear a los colaboradores en su rol de promover relaciones confiables con los grupos de interés y que, desde sus áreas de actuación, impulsen el fortalecimiento de la reputación, en beneficio de la institucionalidad.
¿Cómo comenzar a fortalecer la gobernanza reputacional?
Si alguna vez se ha preguntado por dónde iniciar con esta tarea. Es necesario organizarse internamente y no dudar en solicitar el apoyo de consultores expertos.
Tenga en cuenta que hay 5 fases clave:
- Definir los equipos que velarán por la gestión de la reputación
- Desarrollar las políticas y procesos que dicten la pauta de actuación en el desarrollo de este valioso intangible
- Asignar los roles y responsabilidades de la ejecución de la estrategia reputacional.
- Definir las instancias de reporte formal (comisiones, comités, reportes, etc.)
- Documentar y respaldar todos los esfuerzos que se realizan por fortalecer la reputación.
Creando el equipo:
En este artículo profundizaremos en la conformación de equipos integrales y multidisciplinarios, como elemento que ayuda a darle un sentido estratégico a la planificación y la rendición de un intangible tan relevante como la reputación.
Ahora revisemos los 3 grandes roles que no deben faltar en todo equipo responsable de la reputación:
Los estrategas: aportan la visión de largo plazo
Los estrategas son los arquitectos de la reputación. Su papel es diseñar un plan que alinee las percepciones que los públicos se crean de la empresa, con sus objetivos a largo plazo. Esto implica:
- Análisis del Entorno: Evaluar el contexto en el que opera la empresa, identificando oportunidades y amenazas que puedan detener la ruta reputacional.
- Definición de Estrategias: Establecer la hoja de ruta y los principios que guiarán la comunicación y las acciones de relacionamiento de la organización. Incluyendo la mitigación de riesgos reputacionales.
- Desarrollo de Mensajes Clave: Crear narrativas que resalten la propuesta de valor y los compromisos de la empresa con sus grupos de interés.
Los constructores: implementan y desarrollan las estrategias
Los constructores de la reputación en realidad son todos los colaboradores en el ejercicio de sus funciones diarias. Sin embargo, hay un grupo de especialistas en materia de comunicación corporativa, asuntos públicos, relaciones públicas, mercadeo y sostenibilidad, entre otras áreas responsables de diseñar y velar por la ejecución las estrategias diseñadas.
Su enfoque se centra en la ejecución efectiva de las iniciativas de reputación transversalmente dentro de la organización. Entre sus responsabilidades incluyen:
- Gestión de la narrativa institucional: definir cuáles son los mensajes y contenidos relevantes por crear y distribuir contenido relevante que refuerce la imagen institucional y de las marcas asociadas a la empresa.
- Relacionamiento estratégico: planificar la estrategia de vinculación con los grupos de interés y contar con voceros y/o colaboradores representantes, que estén capacitados para emprender relaciones efectivas con los grupos de interés.
- Alineación de la estrategia en medios de comunicación y redes sociales: dictar la pauta de la narrativa a compartir en las estrategias de medios y plataformas digitales para gestionar la percepción pública.
Los auditores: responsables de la evaluación y la mejora continua
Los auditores de la reputación juegan un papel crucial en la retroalimentación y la mejora continua de la gestión. Su función es evaluar la efectividad de las estrategias implementadas. Ellos son los responsables de:
- Monitorear la reputación: al utilizar herramientas de análisis para medir la percepción de la empresa y sus marcas en tiempo real, apoyados por las plataformas y expertos en el seguimiento digital.
- Análisis de resultados: evaluar el impacto de las acciones de relacionamiento impulsadas en función de la estrategia de posicionamiento establecida y la oportunidad de ajustar las acciones según los escenarios.
- Informes de rendimiento: proporcionar informes claros y concisos a la alta dirección y al colectivo de los colaboradores sobre el estado de la reputación corporativa.
La sinergia
La colaboración entre estrategas, constructores y auditores es esencial para el éxito en la gestión de la reputación. Cada uno, como parte fundamental de la gobernanza reputacional, aporta una perspectiva única que, al combinarse, crea un enfoque integral y efectivo.
En resumen, definir los equipos de trabajo es solo el principio del desarrollo de la Gobernanza. En un mundo donde la reputación puede ser un diferenciador clave en la generación de confianza con los grupos de interés, contar con un equipo bien estructurado y colaborativo es más importante que nunca.
La gestión de la reputación corporativa no es solo una tarea, sino una estrategia continua que requiere atención, dedicación y un enfoque proactivo. Al invertir en la construcción y auditoría de la reputación, las empresas no solo protegen su imagen, sino que también aseguran su éxito a largo plazo y le dan valor a un intangible que tanto aporta al negocio.