Valorando lo “humano” del capital empresarial: Los retos de la motivación como estrategia 

Por: María Masini – Senior Consultant

¿Qué peso ocupa el capital humano dentro de la planificación estratégica de una corporación? ¿Se proyectan en las hojas de ruta actividades o mejoras que impacten positivamente el ambiente laboral dentro las empresas? ¿Están las compañías actualmente incluyendo entre los números de sus proyecciones de presupuestos partidas basadas en estrategias Employee Centricity? 

El 2024 está ya por despedirse y el 2025 se avecina con pasos acelerados. Un año que, desde ya, se perfila complejo, desafiante y con grandes retos en lo que a planificación estratégica se refiere. 

Con una gran lista de iniciativas y solicitudes, pero con presupuestos finitos, las mentes directivas de diversos ámbitos corporativos definen las prioridades y los números que acompañarán la gestión empresarial durante los próximos meses. Decisiones, sin duda, complicadas, más aún cuando la lista de los “must” se engrosa cada vez para tratar de adaptarse a los requerimientos y avances del entorno.  

Pasamos así por temas tecnológicos, en una lucha constante contra la obsolescencia y adecuación a la automatización y digitalización. Se coquetea con la innovación y el desarrollo de productos y servicios, sin descuidar políticas de atracción y retención de clientes, promoción de liderazgos, estímulos a la cultura empresarial, responsabilidad social corporativa, ESG y, muy importante, rentabilidad como sustento, entre muchas otras necesidades alineadas con la visión, misión y valores de cada empresa. 

Pero, ¿y el colaborador? ¿Está el empleado siendo considerado dentro de las proyecciones de las prioridades para el año próximo? No hablamos solo de la atención y mejoras de sus condiciones contractuales a nivel de salario. Hablamos también de su capacitación y formación, de las opciones de integración extramuros que se le puedan brindar y de garantizar la generación de un ambiente de trabajo que lo lleven a catalogar la empresa a la que pertenece como “un gran lugar para trabajar”. 

La prioridad en el colaborador 

Llegar a ello, definitivamente, no es algo fortuito. Son muchas las estrategias, revisiones, y definiciones que se deben llevar a cabo para lograr incentivar la satisfacción entre los empleados. Sin embargo, coincidirán conmigo en que las ventajas de hacerlo son muchas, sobre todo si consideramos que, cuando el nivel de identificación de un trabajador es alto -por sentirse a gusto en su ambiente laboral- su rendimiento también lo será

Es aquí donde el trabajador se inviste con un rol protagónico dentro de toda organización y las estrategias Employee Centricity empiezan a cobrar cada vez más importancia. 

No se trata de acciones aisladas que busquen ofrecer un rato de esparcimiento o distracción para “mejorar el ambiente” en la oficina; el objetivo real va mucho más allá. Consiste en crear una verdadera cultura empresarial que reconozca las contribuciones de la plantilla de colaboradores dentro de los éxitos de toda organización, logrando que el clima laboral sea grato, con reconocimiento de resultados y, sobre todo, el estímulo constante para seguir creciendo y desarrollándose como parte de la empresa. Al final, no existe mejor política de retención de talentos que el compromiso y la fidelización con el lugar de trabajo y la retroalimentación que nos invita a seguir siendo parte de él. 

En esta fuerte conexión empresa-empleado, radica el éxito de las políticas de gestión humana y, en consecuencia, los mejores resultados en el desempeño de cada colaborador, lo cual – claro está- incide directamente en el logro de los resultados deseados como corporación.  

Los líderes, directivos y responsables de las políticas de gestión internas serán los principales promotores de una experiencia laboral positiva, que siente las bases de una cultura organizacional sólida. Así, pues, a punto de cerrar este año y proyectándonos ya en el que viene, es momento propicio de hacer las revisiones internas necesarias y tomar las decisiones gerenciales que correspondan para darle el justo valor al capital humano.  

A fin de cuentas, hablamos de un ganar-ganar: un trabajador que se sienta identificado con su empresa y una empresa que reconozca el valor de su gente, se convierten en una dupla difícil de quebrantar. Productividad y rendimiento vendrán por añadidura y la satisfacción de ser parte de esa empresa, también. 

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