Se han venido dando otros movimientos con China y su estrategia de aproximación a Latinoamérica mientras crecen las tensiones con Estados Unidos, que también lucha por no perder peso en la región.
Xiomara Castro había incluido en sus promesas de Gobierno el reforzamiento de las relaciones entre Honduras y China. Y así, a poco más de un año en el poder, formalizó la ruptura con Taiwán para poder avanzar en sus contactos con el régimen de Xi Jing Ping.
Este hecho, que se materializó a mediados de marzo pasado, provocó una apresurada gira de la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wenpo, a Centroamérica en un intento por conservar las históricas relaciones de su país con la región. No hay que olvidar que desde finales del siglo XX e inicios del XXI, Taiwán era un actor clave en Centroamérica, con programas de cooperación de peso para algunas de sus naciones, lo que jugaba a favor de su intento por obtener reconocimiento internacional como un Estado soberano.
Pero en el contexto de la geopolítica se han venido dando otros movimientos con China y su estrategia de aproximación a Latinoamérica mientras crecen las tensiones con Estados Unidos, que también lucha por no perder peso en la región. Es determinante en esta ecuación la mirada de territorio separatista que China tiene sobre Taiwán y que ya a inicios de 2021 llevó al Ministerio de Defensa de Pekín a señalar que “la independencia de Taiwán significa la guerra”.
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